A 28 años del llamado “Error de diciembre” hay
mucho que recordar y reflexionar. Ese 20 de diciembre de 1994, México se despertó
con otra noticia terrible en voz de Jaime Serra Puche, secretario de Hacienda
de Ernesto Zedillo, el peso se devaluaba de $3.50 a $6.50 pesos por dólar.
Serra Puche sólo duraría en el encargo 28 días,
pues la presión por los acontecimientos obligó a Zedillo a tomar medidas y
actos disciplinarios, muy al estilo priista, más mediáticos que efectivos.
Esa devaluación duplico, literal, de la noche a la
mañana la deuda de muchos mexicanos. Pero la pesadilla adicional para otros fue
que sus ganancias valían sólo la mitad. El padre de mi “compadre”, empresario
de Mexicali, y que por obvias razones operaba entre pesos y dólares, fue uno de
esos mexicanos que, abrumados por el quiebre catastrófico, optaron por el
camino fácil: se suicidó.
El movimiento zapatista, el descontento social, los
asesinatos de Ruiz-Massieu y Luis Donaldo Colosio habían colapsado un año negro
memorable para el país, la estocada final sería ese martes, como hoy, en el
ámbito económico.
Si bien ya desde el declive del sexenio de Salinas
se especulaba de las dificultades financieras del país, la fuga de capitales,
la falta de liquidez, la deuda del país, la falta de reservas internacionales,
el efímero resultado del TLCAN, la desaparición del llamado proteccionismo a la
industria nacional resultaron en la tormenta perfecta que enfrentó a Zedillo y
Salinas. El impacto en los mercados mundiales se le conocería como el “Efecto
Tequila”.
Aun cuando nuestro país ya conocía de devaluaciones
y verdaderas tragedias económicas, un congreso de mayoría oficialista (300 diputados
y 95 senadores), más una prensa sujeta a un enorme gasto en comunicación social
hicieron del hecho “circunstancias” más que decisiones erróneas, pero si marcó
el inició del fin de la hegemonía.
Entre las nefastas consecuencias iniciadas ese 20
de diciembre tenemos al modelo que mejor retrató el neoliberalismo adoptado por
el priismo de finales del siglo privatizando la ganancia y socializando la
deuda: El FOBAPROA.
Luego de casi 3 décadas, con el dinero de los
mexicanos se sigue pagando esa deuda que anualmente equivaldría a la pensión mensual
de 20 millones de adultos mayores. Los que nacimos entre los 80’s y 90’s pagaremos
toda nuestra vida la deuda y por un tiempo nuestros hijos también.
La cifra que engañosamente los opositores al
gobierno de la Cuarta Transformación utilizan como crecimiento de deuda es derivado
de la cantidad de intereses a diferentes instituciones derivados de estas acciones.
Más que pena, a los artífices los vemos tratando de convencer de sus recetas
económicas en el extranjero, que más que escucharlos, les pagan por lo bien que
permitieron el saqueo nacional. ◄